Montse Soler
Mediadora. Profesora y tutora del posgrado de Resolución de Conflictos y Mediación Comunitaria de la Universidad de Girona. Coordinadora de servicios de mediación nocturna.
Mediadora. Profesora y tutora del posgrado de Resolución de Conflictos y Mediación Comunitaria de la Universidad de Girona. Coordinadora de servicios de mediación nocturna.
Poco a poco vamos saliendo a la calle, los bares ya pueden abrir las terrazas y, fase a fase, acabarán abriendo los locales de ocio nocturno. Buena señal. Volveremos a salir a tomar copas, a conversar, a escuchar música, a bailar de noche y "ligar". Y como el resto de actividades económicas, esta también se ha visto y se verá afectada por las medidas para evitar los contagios por Covid-19, en concreto en su puesta en marcha, y por los conflictos que la actividad nocturna puede ocasionar, los conocidos y nuevos.
La crisis de 2008 afectó al ocio nocturno. No hablo sólo de los locales de ocio nocturno en municipios turísticos, que también, si no de bares musicales y salas de fiesta en municipios donde muchas personas decidieron organizar las "fiestas" en casa, dejando de celebrar a los locales de noche.
Ahora con la COVID-19, la afectación ha sido de entrada y directa: los establecimientos de ocio han sido los primeros en cerrar sus puertas y aún hoy no se sabe en qué fase abrirán -quizás será la última- a debido a los aforos, las dificultades para mantener y hacer respetar las distancias y las medidas de seguridad sanitarias en estos locales.
Cada vez se ve más cerca el momento de abrir de noche bares musicales y discotecas, ya que con la llegada del buen tiempo, estas ganas de fiesta aumentan. Si estos locales no abren, no tardaremos en ver cada vez más concentraciones de jóvenes con música muy alta y haciendo "botellones" en calles, plazas, parkings y playas. Entonces ayuntamientos y policías se verán obligados a buscar maneras para gestionar estas situaciones. Y la sanción sola no funciona. De nuevo la mediación nocturna puede ayudar a solucionar estos conflictos conjuntamente con la policía.
Antes de la COVID-19, algunos municipios como Playa de Aro, Girona, Cambrils, L'Hospitalet del Llobregat ya aplican este nuevo modelo de pacificación de conflictos por la noche y madrugada en zonas de ocio nocturno con los servicios de mediación nocturna con el fin de hacer compatible la fiesta con el descanso de los vecinos.
Para este verano, los expertos pronostican que habrá turismo de proximidad y por tanto demanda de ocio nocturno. Otra vez se tendrá que estar preparados, y aún más para esta normalidad excepcional, teniendo en cuenta los conflictos que se dan de noche habitualmente. Por ejemplo, habrá que controlar el aforo de los locales del ocio nocturno para garantizar las distancias físicas. Así, habrá nuevas limitaciones del aforo y esto repercutirá con incremento de gente en la calle, de ruido y de quejas. Crecerá el tiempo de espera para acceder a los locales y el nerviosismo a las puertas que puede generar malentendidos, tensiones, discusiones y peleas con los usuarios. Es muy probable que haya más "botellón" y más suciedad de vasos, botellas, bolsas de plástico en la calle, más ruidos que afecten el descanso de los vecinos, y también menos usuarios e ingresos de los locales de noche. Pronosticando esta última situación, es posible un ligero incremento de precios en las bebidas de los locales de noche, como han hecho otros sectores para contrarrestar las pérdidas.
Habrá más llamadas a las comisarías denunciando el ruido por la música y los gritos en la calle, y también y sobre todo por el incumplimiento de las medidas obligatorias para la COVID-19 por parte de los usuarios de fiesta y locales de ocio nocturno. Aumentarán las quejas y denuncias de vecinos por la noche debido a la celebración de fiestas y encuentros de jóvenes en los domicilios que no les dejan dormir.
Estos son algunos ejemplos de medidas y conflictos de esta temporada en el ocio nocturno de nuestros municipios y que serán muchos más y más intensos si estos locales no abren las puertas. Si en el pasado se ha podido encontrar y dar soluciones a través de los servicios de mediación nocturna, hoy en estas condiciones estos servicios son más necesarios que nunca.
Ahora con la COVID-19, la afectación ha sido de entrada y directa: los establecimientos de ocio han sido los primeros en cerrar sus puertas y aún hoy no se sabe en qué fase abrirán -quizás será la última- a debido a los aforos, las dificultades para mantener y hacer respetar las distancias y las medidas de seguridad sanitarias en estos locales.
Cada vez se ve más cerca el momento de abrir de noche bares musicales y discotecas, ya que con la llegada del buen tiempo, estas ganas de fiesta aumentan. Si estos locales no abren, no tardaremos en ver cada vez más concentraciones de jóvenes con música muy alta y haciendo "botellones" en calles, plazas, parkings y playas. Entonces ayuntamientos y policías se verán obligados a buscar maneras para gestionar estas situaciones. Y la sanción sola no funciona. De nuevo la mediación nocturna puede ayudar a solucionar estos conflictos conjuntamente con la policía.
Antes de la COVID-19, algunos municipios como Playa de Aro, Girona, Cambrils, L'Hospitalet del Llobregat ya aplican este nuevo modelo de pacificación de conflictos por la noche y madrugada en zonas de ocio nocturno con los servicios de mediación nocturna con el fin de hacer compatible la fiesta con el descanso de los vecinos.
Para este verano, los expertos pronostican que habrá turismo de proximidad y por tanto demanda de ocio nocturno. Otra vez se tendrá que estar preparados, y aún más para esta normalidad excepcional, teniendo en cuenta los conflictos que se dan de noche habitualmente. Por ejemplo, habrá que controlar el aforo de los locales del ocio nocturno para garantizar las distancias físicas. Así, habrá nuevas limitaciones del aforo y esto repercutirá con incremento de gente en la calle, de ruido y de quejas. Crecerá el tiempo de espera para acceder a los locales y el nerviosismo a las puertas que puede generar malentendidos, tensiones, discusiones y peleas con los usuarios. Es muy probable que haya más "botellón" y más suciedad de vasos, botellas, bolsas de plástico en la calle, más ruidos que afecten el descanso de los vecinos, y también menos usuarios e ingresos de los locales de noche. Pronosticando esta última situación, es posible un ligero incremento de precios en las bebidas de los locales de noche, como han hecho otros sectores para contrarrestar las pérdidas.
Habrá más llamadas a las comisarías denunciando el ruido por la música y los gritos en la calle, y también y sobre todo por el incumplimiento de las medidas obligatorias para la COVID-19 por parte de los usuarios de fiesta y locales de ocio nocturno. Aumentarán las quejas y denuncias de vecinos por la noche debido a la celebración de fiestas y encuentros de jóvenes en los domicilios que no les dejan dormir.
Estos son algunos ejemplos de medidas y conflictos de esta temporada en el ocio nocturno de nuestros municipios y que serán muchos más y más intensos si estos locales no abren las puertas. Si en el pasado se ha podido encontrar y dar soluciones a través de los servicios de mediación nocturna, hoy en estas condiciones estos servicios son más necesarios que nunca.
Artículo publicado el 27 de mayo de 2020 en el Diari de Girona