Quizás a los lectores de este artículo no les guste el fútbol. Quizás les guste otro deporte. Quizás no les guste ninguno. Pero lo que les queremos explicar va más allá. En concreto, hablaremos brevemente de cómo ayudar a prevenir y gestionar conflictos en general y, en el deporte, en particular.
Partido Almería-Osasuna de la eliminatoria de la Copa del Rey. Miércoles 27 de enero de 2021. 90 minutos de juego y 30 de prórroga, el marcador sigue con empate a cero. Lanzamiento de penaltis. Jaime Latre es el árbitro. Llama a los porteros de los equipos para hablar bajo la portería donde se lanzarán los penaltis: - "Señores, déjenme que les explique cómo funciona la norma respecto al movimiento de los porteros en el lanzamiento de los penaltis. Supongo que la saben, pero quiero recordarla para su buen funcionamiento. El portero puede moverse dentro de la portería, pero no puede superar la línea de gol, hasta que el jugador haya lanzado el balón. ¿Me he explicado bien? ¿Sí? Adelante y suerte."
Es posible que esta operación se haya repetido por parte de más árbitros en otras ocasiones, aunque no siempre sucede en todas las categorías del fútbol de competición. Se da por sentado que los jugadores conocen el reglamento. ¿Pero realmente es así? La práctica de distintos deportes nos confirma que no. Y más, cuando estamos ante una actualización o modificación del reglamento del juego. En estos casos, jugadores y técnicos de los clubes deben ser informados e incluso recibir una previa formación sobre estos cambios. ¿Pero, es así? No, vistas las demandas, quejas, discusiones, descontentos, malas caras e insultos que se dan en un partido.
Se da por sentado que los jugadores conocen el reglamento. ¿Pero realmente es así? La práctica de distintos deportes nos confirma que no. Y más, cuando estamos ante una actualización o modificación del reglamento del juego.
Precisamente estos hechos se repiten en la aparición y escalada de un conflicto deportivo. Las partes en conflicto no disponen de la misma información y el motivo por el que se discute va quedando olvidado debido al debate y las reacciones de unos y otros, elevándose el tono y la agresividad de las respuestas. En este caso hemos puesto el ejemplo del fútbol, pero se reproduce la situación en otros deportes.
¿Qué se puede hacer en estas situaciones para evitar y gestionar el conflicto? De entrada, hacer como Jaime Latre: 1) No dar las cosas entendidas al 100%. Recordar que dice la norma y el cambio que se ha producido. Se trata de deshacer malentendidos. 2) Estar abierto a la comunicación continuamente. Hablar y escuchar. Hacerse entender para ser entendido. 3) Disponer de unas normas perfectamente depuradas en su redacción y que sean fácilmente entendibles por todos los participantes en la competición.
Las partes en conflicto no disponen de la misma información y el motivo por el que se discute va quedando olvidado debido al debate y las reacciones de unos y otros, elevándose el tono y la agresividad de las respuestas. ¿Qué se puede hacer en estas situaciones para evitar y gestionar el conflicto? De entrada, hacer como Jaime Latre.
En este último punto, es habitual que en la redacción y modificación de las normativas deportivas participen juristas del Derecho deportivo; sin embargo, en muy pocas ocasiones, participan quienes realmente deben utilizarlas en la práctica deportiva. Un ejemplo paradigmático es el texto sobre la infracción consistente en la alineación indebida de un jugador. Temporada tras temporada asistimos al mismo “espectáculo”; denuncias por parte de clubes que han perdido el partido en el campo y que desean ganar en los despachos, mediante la actuación de los correspondientes comités disciplinarios. Cada vez que se denuncia alineación indebida de un jugador se inicia un nuevo conflicto entre los dos clubes implicados: denunciante y denunciado. El malestar entre directivas y técnicos de la entidad se traslada en numerosos casos al enfado de las respectivas aficiones, pudiendo ser el germen de conflictos posteriores, que acaben generando violencia en los futuros encuentros.
Es habitual que en la redacción y modificación de las normativas deportivas participen juristas del Derecho deportivo; sin embargo, en muy pocas ocasiones, participan quienes realmente deben utilizarlas en la práctica deportiva. Un ejemplo paradigmático es el texto sobre la infracción consistente en la alineación indebida de un jugador.
El “virus” de las alineaciones indebidas no tiene un ámbito reducido: se propaga por las competiciones territoriales, estatales e internacionales. Y nos preguntamos cómo puede ser que año tras año estemos con el mismo problema. La clave quizás la encontremos en el título de este artículo: “hacerse entender para ser entendido”. Dicho de otra forma, si quienes redactan las normas pensaran si son fáciles de entender y de comprender por deportistas y entrenadores, e incluso por parte de los propios comités jurisdiccionales, nos ahorraríamos muchos conflictos.
Incluso grandes clubes con equipos jurídicos especializados han sido sancionados por cometer alineaciones indebidas. Y entender determinadas normas se hace complicado también para los especialistas en Derecho deportivo. Además, se solapan diversas normativas de aplicación: regulaciones autonómicas, estatales e internacionales. Incluso dentro de las estatales o autonómicas, nos encontramos con regulaciones dispares. Y no debemos olvidar que una misma norma es interpretada de forma diversas por las diferentes instancias disciplinarias (comités de competición, comités de apelación, tribunales administrativos autonómicos), y, en su caso, por juzgados y tribunales si el tema acaba en la vía jurisdiccional.
Cada vez que se denuncia alineación indebida de un jugador se inicia un nuevo conflicto entre los dos clubes implicados: denunciante y denunciado. El malestar entre directivas y técnicos de la entidad se traslada en numerosos casos al enfado de las respectivas aficiones, pudiendo ser el germen de conflictos posteriores, que acaben generando violencia en los futuros encuentros.
La tentación en estos casos es trasladar el incumplimiento de la norma al deportista o al entrenador por su desconocimiento de la misma. Nada más lejos de la realidad. Los deportistas federados no son juristas, son y actúan como deportistas.
En este sentido, también podemos citar lo sucedido en el partido de Copa del Rey, del pasado 16 de enero, disputado entre el Peña Deportiva y el Real Valladolid, correspondiente a los dieciseisavos de final. Según indica el diario El Norte de Castilla, uno de los jugadores del Valladolid, Fabián Orellana, ayudó a resolver las dudas sobre si el Real Valladolid podía dar entrada o no en el terreno de juego a un cuarto jugador del filial. Sergio González, técnico del club pucelano, mantuvo a su equipo con siete jugadores del primer equipo durante diez minutos en la prórroga del partido por las dudas sobre el reglamento aplicable. En rueda de prensa posterior, el técnico manifestó que tardaron el hacer «el cambio de Lucas Freitas por Javi Sánchez porque tuvimos que estudiar bien las reglas, que están al límite, para no cometer ninguna irregularidad.
Merece la pena destacar la actuación de la Federación Catalana de Fútbol (FCF), la creación de una Comisión Reglamentaria que incluye como miembros, además de juristas y responsables de competición, a árbitros, jugadores y entrenadores, así como a los representantes de las instancias disciplinarias federativas. El objetivo es que las normas aprobadas en una Asamblea deben haber pasado un filtro previo por parte de los agentes que participan en la competición: jugadores, entrenadores y árbitros. Si la redacción inicial del borrador de la modificación no se entiende por todos los implicados, los miembros de la Comisión se encargarán de depurarlas hasta que sean entendidas por todos. Además, con ello se conseguirá una reducción de los distintos conflictos deportivos que se producen por desconocimiento de las nuevas normas aprobadas en cada temporada.
Merece la pena destacar la actuación de la Federación Catalana de Fútbol (FCF), la creación de una Comisión Reglamentaria que incluye como miembros, además de juristas y responsables de competición, a árbitros, jugadores y entrenadores, así como a los representantes de las instancias disciplinarias federativas.
Y para finalizar, queremos insistir en el ejemplo que ha dado el árbitro Jaime Latre (y otros muchos que actúan de igual manera), preocupándose del entendimiento de las normas, verificando y recordando que así sea para el interés de todas las partes. Información y Formación continuas son las claves para “hacerse entender” y “ser entendido”. Y nadie mejor que las federaciones deportivas autonómicas y estatales para hacer llegar a todos los participantes en la competición los mensajes correctos relativos a las cambiantes normativas.